Aprendizaje colaborativo y constructivismo
Para
iniciar esta reflexión me parece importante retomar la distinción entre el
paradigma del constructivismo, las interpretaciones constructivistas, las
teorías constructivistas y la aplicación de las teorías constructivistas a los
procesos de enseñanza y aprendizaje.
Pozo, citado
por Serrano (2011), se da cuenta que las escuelas están usando el
constructivismo como un slogan, y coincido con él, porque muchas veces con
haber leído un poco de este tema o un pequeño curso al respecto, se llaman
constructivistas y no siempre es verdad.
Aunque hay
diferentes planteamientos alrededor del constructivismo, lo que tienen en común
estos planteamientos, es que el conocimiento es un proceso de construcción
genuina del sujeto y no un despliegue de conocimientos innatos, ni una copia de
conocimientos existentes en el exterior;
pero detrás de esta homogeneidad se esconde una gran diversidad epistémica, con esto
surgen cuatro modelos: radical, cognitivo, socio-cultural y social.
Serrano (2011), afirma que la tendencia actual ante
el constructivismo, sigue una línea integradora entre las posiciones más
renovadoras del constructivismo cognitivo y los constructivismos de corte
social, en su vertiente más moderada, ha conducido a la elaboración de
la denominada “cognición situada”, que nos conduce a la noción de comunidad
de aprendizaje que está
formada por un grupo de personas que aprende en común, utilizando herramientas
comunes en un mismo entorno.
La función
del profesor consiste en asegurar el engarce más adecuado entre la capacidad
mental constructiva del alumno y el significado y sentido social y cultural que
reflejan y representan los contenidos escolares.
Díaz-Barriga
(2002), señala que en la concepción constructivista se organiza en tono a saber
que el alumno es responsable de su proceso de aprendizaje; que la actividad
mental constructiva se aplica a contenidos que posee y a su elaboración y que
el docente engarza los procesos de construcción del alumno con el saber
colectivo culturalmente organizado.
Construir
significados nuevos implica un cambio en los esquemas de conocimiento que se
poseen previamente, esto se logra introduciendo nuevos elementos o
estableciendo nuevas relaciones entre dichos elementos. Para lograrlo hay que
proponer prácticas auténticas, cotidianas, significativas y relevantes en su
cultura.
Es aquí
donde, respondiendo al planteamiento del foro, el uso adecuado de estas
técnicas y prácticas, pueden ser un nuevo enfoque de trabajo y socialización,
siempre y cuando no perdamos de vista el eje vertebrador: la educación tiene
una función socializadora, la cual está incluida en una cultura que debe tomar
en cuenta la naturaleza constructiva del psiquismo humano.
Monereo
(2007), afirma que no hay consenso respecto a cómo las estrategias de
aprendizaje deben ser definidas, en cuál es su vinculación con los contextos de
desarrollo en los que aparecieron, en la clase de influencia que las metas y
las emociones tienen sobre ellas, en síntesis, en cómo éstas operan.
Es por
tanto innegable que las actividades instruccionales de corte colaborativo, deben
de ser diseñadas, planificadas y ejecutadas con una intencionalidad específica,
que dé sentido a la propia actividad y a la práctica docente.
Para
garantizar el significado de lo aprendido, la actividad constructiva es el
elemento mediador entre su estructura cognitiva y los saberes previamente
establecidos. La atribución de sentido y la construcción de significados que
realizan los alumnos deben ser acordes y compatibles con lo que significan y representan
los contenidos como saberes culturales ya elaborados.
Las
técnicas colaborativas y el constructivismo socio-cultural se engarzan de
manera armónica, porque el alumno va marcando la pauta del aprendizaje y así
construyen el conocimiento.
Las lecturas me ayudaron a darme cuenta que si
incorporamos estos procesos, se pueden ir construyendo las vías a través de las
cuales los alumnos adquieren y retienen el conocimiento, sobre todo si el entorno está
organizado.
Para cerrar quiero comentar que los
alumnos aprenden más, les gusta ir a la escuela, establecen mejores
relaciones, aumenta su autoestima y aprenden tanto valores como habilidades
sociales más efectivas cuando trabajan en grupos y colaboran entre sí, que al
hacerlo de manera individualista y competitiva.
Buen día a todos
Amalia
Referencias
Díaz-Barriga, F. y Hernández, R. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México: Mc Graw Hill
Ferreiro, R. y Espino, M. (2011). El ABC del Aprendizaje Cooperativo.
México: Trillas.
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